Víctor, un sexagenario desilusionado, ve su vida trastornada el día en que Antoine, un brillante empresario, le ofrece un nuevo tipo de atracción: mezclando artificios teatrales y reconstrucción histórica, su empresa ofrece a sus clientes la oportunidad de sumergirse de nuevo en una época de su elección. Víctor decide entonces revivir la semana más memorable de su vida: aquella en la que, 40 años antes, conoció a su gran amor.
La película del director Nicolas Bedos es más que un juego con la idea de la película dentro de una película, en la que muchos, sin duda, quedarán complacidos. Escrito por Bedos, el guion inteligente y ajustado se envuelve con ligereza para ocultar una amalgama de temas universales y poderosos. La película también aborda ideas más específicamente relevantes para nuestros tiempos confusos, donde todo parece desmaterializarse y las máquinas omnipresentes están haciendo todo por nosotros.
Esta desorientación ante el “progreso” tecnológico la encarna aquí Víctor (interpretado por Daniel Auteuil), un caricaturista satírico dejado atrás por la digitalización de la prensa. A pesar de su nombre victorioso, al principio parece ser el mayor perdedor en un mundo totalmente abrazado por su esposa Marianne (interpretada por Fanny Ardant), hasta el punto en que ella incluso está dispuesta a prescindir de su esposo después de cuarenta años. Sin rumbo y abandonado, Víctor decide aprovechar el mencionado viaje en el tiempo.
Pero Víctor no pierde de vista el hecho de que la vida no se puede volver a vivir de manera idéntica, y que la belleza de esa copia vendrá en gran parte de sus imperfecciones. De hecho, el deleite de Marianne en el uso de dispositivos modernos no se puede comparar con el exquisito sufrimiento del mordisco de la realidad. La cinta es irresistible por todas esas razones.
LAT