El vino rosado es uno de los más especiales en el mercado, con un carácter más bien espumoso, dulce y refrescante que puede brindar una experiencia distinta para aquellos que no son muy afectos al tinto o el blanco; incluso se puede convertir en un excelente acompañamiento para una cena especial. Dentro de México, existe una producción interesante de este vino, como es el caso del Nebbiolo Rosado de Pozo de Luna.
El Nebbiolo Rosado cuenta con un color salmón y un sabor que remite a frutos rojos, sandía, duraznos junto a pétalos de rosa y un ligero toque de especias y guijarros. Al paladar es seco, con buen cuerpo, jugoso, fresco, con carácter, balance y un largo final mineral. Este vino potosino puede maridarse con paella, carnes o pescados en escabeche, ensaldas con frutos del bosque, quesos suaves y semimaduros, así como platillos regionales como carne al pastor o fiambre.

La producción de vinos de Pozo de Luna es única gracias al clima semidesértico de la región y el microclima propio del viñedo donde son usuales las madrugadas de neblina, mañanas frescas y tardes soleadas. Su producción mezcla lo mejor de dos visiones al emplear procedimientos artesanales en sus viñedos, junto a la tecnología de última generación en la vinificación.
Otras opciones nacionales.
Rose, Tres Raíces
Este vino originario de San Miguel de Allende, Guanajuato es macerado en frío durante 8 horas para una mayor extracción de aromas, así como obtener su característico color. Cuenta con un aroma afrutado donde resaltan notas de manzana, arándano, frambuesa y fresa. Se recomienda maridar con papas bravas, sushi, ensaladas con fruta o enslada con arúgula y fresas.
Nicole Rosado, Cava Quintanilla
Otra opción potosina, se trata de un vino fresco, ligero y afrutado con un aroma predominantemente frutal donde se percibe la frambuesa, fresa, sandía y un sutil chabacano. Cuenta con un color salmón brillante y limpio. Se recomienda maridar con salmón, mariscos, ensalada con frutos rojos o postres ligeros.
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