Al momento de decidir tener una mascota, estamos aceptando un compromiso con su vida; pero se menciona muy poco acerca del momento en que ésta termina y tenemos que afrontar las emociones que nos deja su fallecimiento. Aunque algunas personas minimizan esta experiencia, “hoy por hoy las mascotas representan algo muy importante, es como un miembro más de la familia y hay familias donde se contempla hasta para viajar, un restaurante que sea petfriendly, duermen con los niños, conviven con ellos” expresa la Dra. Annie Maytorena, tanatóloga y paliativista.
De acuerdo con Maytorena, el dolor que sentimos cuando perdemos una mascota es proporcional al afecto que sentimos por él y el vínculo que establecimos, por ello puede variar de una persona a otra. Más aún, en muchas ocasiones esta es la primera pérdida que se experimenta en la vida, lo que pone en jaque a muchos padres de familia “los papás queremos evitarle el sufrimiento a los niños, no queremos que tengan este contacto porque obviamente saben que van a sufrir y es algo que muchas veces se oculta”.
Sin embargo, Maytorena sugiere siempre hablar con la verdad, pues es más doloroso para los niños imaginarse que su mascota se ha perdido o desaparecido “las pérdidas son parte de la vida, que empiecen a darse cuenta que así como las mascotas mueren, también las personas mueren y es muy maduro ir asumiendo esto”. Por supuesto, la doctora sugiere tomar en cuenta la edad del niño para explicar lo que sucedió, tratando de ser sutil dentro de la realidad y sin dar demasiadas explicaciones si no las piden. “También es importante, a veces pareciera muy cruel esto, pero que puedan contactar con la mascota (dependiendo de su estado) preguntarles si quieren verla”. Adicionalmente, si se trata de una eutanasia, habrá que conversar con los jóvenes acerca de las razones por las que se ha tomado esta decisión y permitir que se despidan.
Maytorena comparte con nosotros algunos puntos importantes al momento de superar una pérdida:
• Ayudar al desahogo. Permitir que los niños expresen cómo se sienten, sin censurarlos ni reprimirlos “si vamos a llorar, lloramos un día bien llorado, bien sufrido sanamente para poder enfrentar y nos ponemos a ver películas a llorar más, abrazarnos, agradecer la oportunidad que tuvimos de conocer a esta mascota, este ser que nos brindó tantas alegrías, tanta felicidad, ver todo lo bueno que nos dio para agradecer y poder despedirnos y se vale estar triste el tiempo que sea necesario para expresar los sentimientos”.
• Realizar una ceremonia o ritual. “Hacer una ceremonia de despedida, simbólica, la que la familia decida: una cartita con un globo, enterrar en el patio, incinerar y tener la urna, compartir historias de los momentos divertidos de la mascota”. Algunas personas pueden pensar que es innecesario o hasta irrespetuoso, en esos casos, pedirle a las personas que respeten la pérdida.
• Tener una actividad física para canalizar el enojo, la frustración y el coraje
• No sustituir a la mascota. Llevar otra mascota como reemplazo interrumpe el proceso de duelo, además de que da lugar a las comparaciones. “Lo más sano es que el proceso de duelo termine y yo quiera experimentar otra vez pero con una mascota que sé que es diferente, que no va a sustituir, viene otro ser a compartir la vida con nosotros”.

La tanatóloga también comenta que es completamente válido pedir ayuda cuando nos sentimos rebasados por la tristeza de esta pérdida “hay personas que caen en una depresión terrible justamente porque no saben que pueden pedir ayuda, porque a veces la gente a su alrededor les dice 'pero es que es un perro' y a veces hasta pena da decir lo que significaba para nosotros esta mascota”. Así pues, la tanatología no sólo aborda la pérdida de una persona, también contempla pérdidas como un empleo, la identidad, los bienes y más “obviamente un ser querido como una mascota es una pérdida sumamente importante, yo creo que es la segunda más importante, porque es un ser vivo, irremplazable”.
Dra. Annie Maytorena
Tanátologa, paliativista, acompaña a las personas que están en proceso de una enfermedad terminal y a las familias que cuidan de ellas; también realiza terapias de duelo y coordina grupos de voluntarios para visitar a las personas enfermas. Docente del Centro San Camilo, directora y fundadora de Tanatología para la vida diaria, donde imparte cursos como Resilencia en el duelo, Manejo de emociones, Asertividad e Inteliencia Emocional en el Duelo, entre otros. Visita sus redes sociales.

LAT