Existe una amplia controversia acerca de la convivencia entre los niños con los animales domésticos. Si bien la higiene, salud y comportamiento de la mascota dependerá en buena medida de los cuidados que su dueño le proporcione, expertos del National Intitutes of Health han confirmado que la cercanía con los animales ofrece múltiples beneficios emocionales y psicológicos, especialmente en los más pequeños de la familia. En estos casos, ayudan a preservar el equilibrio físico y mental, facilitan la recreación, contribuyen al desarrollo educativo y social.
Por su parte, la Fundación Affinity explica que los primeros conceptos que la mayoría de los niños asocian con el vínculo con su mascota son “cuidar” “alimentar” y “jugar”.
Bajo la guía de sus tutores y en medida que los niños crecen pueden participar en los cuidados de su compañero y asimilarlos como responsabilidades en actividades como brindar agua limpia, proporcionar la ración correcta de alimento, cepillarlos, bañarlos y pasearlos, lo que no sólo inculca valores como responsabilidad y respecto a la vida, también fomenta su autonomía personal.
Además de estos beneficios, Ganador y la pandilla canina de Paw Patrol mencionan algunos datos, por ejemplo, los lazos afectivos con una mascota ayudan a superar algunos sentimientos comunes en la infancia como miedo o tristeza al contar con un compañero que puede abrazar y prestarle atención en esos momentos.
El juego también ayuda a desarrollar las habilidades sociales de joven y en niños más pequeños (de uno a dos años de edad) puede estimular su desarrollo psicomotor y el aprendizaje del lenguaje gracias a esta interacción.
Así pues, teniendo su esquema de vacunación completo y una buena higiene, descubrirás a un aliado de cuatro patas en la crianza de los pequeños.
LAT